El Lago sin agua

El primer día de su estadía en La Plata, Nicolasito Almanza salió a sacar fotografías de la ciudad acompañado por Julia, la hija menor del señor Lombardo. Tras pasar por la estación de trenes, el edificio de la Facultad de Ciencias Exactas y el Monumento a Almirante Brown, los jóvenes se dirigieron al Lago del Bosque. Mientras admiraban el paisaje, un viejo fotógrafo de plaza con acento italiano les preguntó si querían una fotografía y los invitó a posar cerca de la orilla: 

(…) Próximo al lago, próximo al lago: será una bella fotografía. Hay que aprovechar ahora, que de nuevo está con agua.

Según el relato del fotógrafo, hace un tiempo había habido un crimen y al jefe de policía se le ocurrió que el arma estaba en el fondo del lago, con lo cual ordenó dragarlo.

—(…) Este lago, orgullo de La Plata, se convirtió en un barrial infame, con burbujas de agua podrida y charcos donde boqueaban mojarras, una carpa que era un verdadero monstruo y bagres bigotudos, más feo que yo (…).

Como nos causaba curiosidad saber si realmente había sido dragado el Lago, buscamos información y encontramos una nota del Diario El Día titulada “De película: se secó el lago del Bosque y se puede cruzar a pie” que narra la fisura de una de las cámaras que evita su desborde, en abril de 2013. Sobre el final de la nota, el matutino agrega:

“No es la primera vez que el Lago del Bosque pierde parte de su caudal de agua. Es más, en distintas oportunidades hasta llegó a quedar completamente vacío. En 1985, por ejemplo, el antiguo sistema de renovación de las aguas, llevado a cabo a partir de una perforación, se dejó de lado para recibir el suministro de Obras Sanitarias, pero debido al costo del servicio, el recambio quedó supeditado a lo que depararan las contingencias climáticas.

Después de un año y medio de idas y vueltas, en diciembre de 1986, las autoridades decidieron que el lago debía ser dragado para comenzar un proceso de recuperación. Una obra costosa que nunca terminó de cumplirse y fueron las lluvias las que en 1988 le volvieron a dar vida. En 1991 también corrió peligro de quedarse seco por el desperfecto de una bomba de recambio”.

Siguiendo la pista, fuimos a la Hemeroteca de la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires y, revisando ejemplares del Diario El Día de 1985, encontramos la noticia que da cuenta de la disminución del caudal del Lago, que, lamentamos decirles, no se debió a un crimen.

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A continuación transcribimos la noticia:

Las aguas no se renuevan

El Lago del Bosque corre el riesgo de desaparecer

Árboles quebrados y caidos sobre el agua, pasajes clausurados, innumerables desperdicios flotantess, son desde hace largo tiempo signos de la inequívoca decadencia del Lago del Bosque. La situación no afecta sólo las tareas domingueras de los platenses: ubicado en una zona que debido a la presencia del Museo y del Zoo es visitada por turistas nacionales y extranjeros, el deplorable estado del Lago muestra una imagen poco brillante de la capital provincial.

Sin embargo, más allá de los problemas de limpieza, el Lago del Bosque se enfrenta hoy con un trastorno mayor: la falta absoluta de renovación de sus aguas. El director de Espacios Verdes de la Municipalidad, Oscar Amoreo, sentenció: “El Lago del Bosque corre el riesgo de desaparecer”.

Según informó a EL DÍA el secretario de Obras Públicas comunal, Santiago Félix del Bono, la Dirección de Obras Sanitarias de la Provincia realizaba ac actualmente un estudio de las napas subterráneas adyacentes al Lago, pero estas pueden resultar inutilizables si se detecta en ellas un contenido elevado de salitre.

De acuerdo a lo informado por ingenieros de la Dirección de Espacios Verdes el agua para la renovación del Lago, se estaría antaño de una perforación realizada en las Grutas, que posteriormente debió desecharse al encontrarse signos de contaminación. Por su parte, el drenaje se realizaba normalmente como hoy a través del canal del Jardín Zoológico.

El agua potable que a partir de entonces suministraba Obras Sanitarias se suspendió debido al alto costo del servicio, y la renovación del Lago quedó supeditada a lo que depararan las contingencias climáticas.

Como resultado de todo esto, las aguas del Lago se hallan de 40 a 50 centímetros por debajo de su nivel normal, y se ha depositado en el fondo una capa de lodo de más de 1 metro de espesor.

EL DRAGADO

Los ingenieros de la Comuna señalaron que el lodo y la caída del nivel de las aguas obligaron a la clausura de ciertos pasajes del lago para que los botes no encallaran.

El dragado del fondo es actualmente impracticable porque, además de producir un nuevo descenso del nivel, podría romper la capa impermeable que evita que las aguas se filtren.

Asimismo, los intentos por realizar una nueva perforación tropezaron con un escollo imprevisible: las napas cercanas al Lago presenta  un alto grado de salinidad, de modo que su utilización sería letal para las especies vivientes.

El secretario de Obras Públicas comunal señaló entonces que una de las soluciones sería concretar un sistema de desagües pluviales que descargara en el Lago el mayor caudal de lluvia posible. Al mismo tiempo, si el contenido de salitre de las napas subterráneas no es demasiado alto, una perforación podría utilizarse para la renovación parcial de las aguas.

Del Bono indicó además que también se están deteriorando las margenes y que en el presupuesto Municipal de 1985 se contemplará la instalación de pilotes con cordones de contención.

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