La Plata: retratos de ayer y de hoy

Desde el momento mismo de su concepción, La Plata fue una imagen.

Imagen del progreso, espejo de la Europa y los principios del racionalismo triunfante con la Revolución Francesa, paradigma de planificación urbanística de fines del Siglo XI, imagen de aquello en lo que debería convertirse el país granero del mundo.Seguir leyendo

Sombras acechan la crónica, Ventura ¿es un desaparecido?

En “La Aventura de un Fotógrafo en La Plata” hay indicios de que el hijo de Lombardo fue desaparecido durante la última dictadura, ¿será así?Seguir leyendo

Cuando los sueños irrumpen en la realidad

Si hay algo que caracteriza a gran parte de la obra de Adolfo Bioy Casares es su capacidad para construir mundos cercanos al lector, muy similares a los que transita en su vida cotidiana, e introducir conflictos y elementos fantásticos que rompen con esa linealidad de los acontecimientos y lo hacen dudar de su verosimilitud. Esa capacidad podría resumirse como una facilidad para pasar de la realidad a los sueños, donde todo es posible, sin que se note la transición.

Apenas comienza La Aventura de Un Fotógrafo En La Plata, se presenta un conflicto al lector en el marco de esa geografía tan conocida para los platenses. Nos referimos al encuentro entre la familia Lombardo y Nicolasito Almanza, que parece casual y marcará la estadía de éste último en La Plata.

“En la ciudad te esperan sorpresas, lo que es bueno, porque el hombre despierta y vive”, le hace decir Bioy Casares a Gentile, el dueño del estudio fotográfico para quien Nicolasito trabajaba, adelantando lo que vendrá a modo de consejo. Luego, agrega una prevención: “No dejes que nada te aparte de la huella”.

Desde el primer día, el joven fotógrafo se debate entre la realización del trabajo que le han encomendado y los pedidos del señor Lombardo, así como los amoríos con sus hijas, Julia y Griselda, con las cuales mantiene un triángulo amoroso.

Aparte de Gentile, Bioy Casares introduce otros personajes que aconsejarán a Nicolasito e intentarán alejarlo de los Lombardo, familia a la que ninguno conoce pero de la cual todos sospechan. Entre ellos, el más cercano es su amigo del colegio, Mascardi, un muchacho vinculado a las fuerzas de seguridad que estudia para ser detective y por momentos parece seguir a su amigo para investigar cuáles son los motivos que esconde esta familia que tiene a Almanza enredado en su “telaraña”. Y decimos “parece” porque el fotógrafo ve sombras que siguen sus pasos y nunca logra tener una visión certera de todo lo que lo rodea en la ciudad.

Mascardi: —(…) Los supuestos amigos forman una familia. Una familia de arañas, y Almanza ya está en la tela.

Sin duda alguna, el más emblemático de los personajes es el señor Gruter, dueño del Laboratorio El Diagonal, al cual Nicolasito acude casi diariamente para revelar y ampliar sus fotografías. Este hombre y su ayundante, Gladys, no sólo desconfían de Lombardo, sino que sospechan que el viejo es un demonio:

Gruter: —¿Nunca te sucedió de avanzar por la oscuridad en un lugar que conoces perfectamente y de pronto extraviarte?.

Las palabras de Gruter resonaron en la cabeza de Almanza una fría noche de otoño.

—…No bien te mueras vas a encontrarte en un sueño como el de cualquier noche.

—…

—Habrá oído, quiero creer, que el alma es inmortal. Aunque entierren tu cuerpo el alma sigue viviendo. Para prepararnos a esa vida soñamos. No busques. No hay otra explicación para los sueños. Son anticipos. Con una diferencia, es claro: tienen despertar.

—Casi nada la diferencia. Le juro que no le miento: lo que usted pinta no me gusta.

—No temas. Todo depende de tu voluntad. El sueño de la muerte no tiene por qué ser una pesadilla.

—¿Puede ser una pesadilla?

—¿Qué otra cosa es el infierno?

Las sombras sesgan el camino de Almanza en una sucesión de escenas propias de un cuento de terror en las que el fotógrafo se pierde a través de sus propios sueños. Recién verá la luz al día siguiente, en que comenzará a desenredar la telaraña.

Tal como afirma la catedrática de la Universidad de Sevilla, Trinidad Barrera , en un articulo titulado “Sueños y fotografía en Bioy“, en pocos días a Almanza le ocurren una serie de sucesos que, si bien aisladamente, entran dentro de lo probable, la suma de todos los hacen improbables o fantásticos de cara al lector. Y ahí juega un importante papel el sueño. El deslizamiento del sueño a la realidad y viceversa es práctica habitual en la escritura de Bioy. Entre ambos no hay fronteras.

Atrapado en una telaraña

Mascardi: “(…) Los supuestos amigos forman una familia. Una familia de arañas, y Almanza ya está en la tela”

 

Apenas llegó a La Plata, el destino de Almanza se cruzó con el de la familia Lombardo por una circunstancia que, en primera instancia, parece mera casualidad, pero resulta no ser así. Don Juan, Julia y Griselda sedujeron al joven fotógrafo, que constantemente se debate entre esa atracción y las advertencias de quienes dicen ser sus amigos.Seguir leyendo

Nicolasito Almanza y la fotografía

Ya conocemos la razón por la cual llegó Nicolasito Almanza a La Plata, pero ¿cuál es su relación con la fotografía?

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El Lago sin agua

El primer día de su estadía en La Plata, Nicolasito Almanza salió a sacar fotografías de la ciudad acompañado por Julia, la hija menor del señor Lombardo. Tras pasar por la estación de trenes, el edificio de la Facultad de Ciencias Exactas y el Monumento a Almirante Brown, los jóvenes se dirigieron al Lago del Bosque. Mientras admiraban el paisaje, un viejo fotógrafo de plaza con acento italiano les preguntó si querían una fotografía y los invitó a posar cerca de la orilla: 

(…) Próximo al lago, próximo al lago: será una bella fotografía. Hay que aprovechar ahora, que de nuevo está con agua.

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El recorrido desde la pensión hasta el Centro Médico

En el segundo capítulo de la novela, el Sr. Lombardo se descompone en las inmediaciones de la pensión que tenía reservada la familia, y, muy diligentemente, Nicolasito Almanza va corriendo hasta un “Centro Médico” en busca de una ambulancia.

Queda en duda de si ese “Centro Médico” que menciona la patrona de la pensión en la que se hospedan los Lombardo es el Instituto Médico Platense o el Sanatorio La Plata. Eso puede deducirse teniendo en cuanta que el inmueble se encuentra en Calle 2 y 54 y a partir de las instrucciones que le da esta señora al joven fotógrafo:

“Seis cuadras a la derecha, una a la izquierda, otra a la derecha”.

A nuestro entender, el recorrido sería el siguiente:

Calamar en su tinta

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Por Juan Forn.

Hace una punta de años, antes del advenimiento de los motoqueros y los pagos electrónicos y la mensajería por Internet, se cadeteaba rigurosamente de a pie (el Expreso Imaginario los bautizó en una de sus tapas “los Superman de los Subtes”, pero cualquier cadete con más de dos días de veteranía ya había aprendido a encanutar cuanta moneda le dieran de viático y hacer todos los trámites caminando). Yo era en aquel tiempo cadete en Emecé. Una de mis tareas era llevar a un edificio de la Curia, a una cuadra del Palacio Pizzurno, las traducciones mecanografiadas de aquella infecta colección de best-sellers titulada, con humor involuntario, “Grandes Novelistas”. El paquete iba con todas las escenas de sexo marcadas, para que los censores eclesiásticos decidieran cuáles pasaban y cuáles no. Curiosamente, nunca eliminaban ninguna del todo pero, tuvieran veinte líneas o veinte páginas, las reducían invariablemente a dos renglones: el del apriete inicial y el del cigarrillo post-orgasmo (a una cuadra de distancia, en el Ministerio de Educación, eran peores: prohibían enteros los libros “peligrosos”, como por ejemplo El principito o un manual para estudiantes de ingeniería titulado La cuba electrolítica).Seguir leyendo

¿Quién es el de la foto?

screenshot-31Buscando imágenes para ilustrar las entradas de este sitio, nos topamos con una fotografía de la portada de la primera edición de la novela que abordamos: “La Aventura de un Fotógrafo en La Plata“. Esta edición de Emecé Editores presenta el nombre del autor con letras mayúsculas negras y el título de la novela en negro, sobre un fondo beige. Debajo hay un fotograma sin revelar que muestra lo que parece ser el retrato de un hombre.

Esto viene a cuento debido a que decidimos invertir la imagen utilizando un programa de edición y ¡Descubrimos la fotografía revelada! Ahora nos preguntamos si habrá sido el mismo Bioy Casares quien suministró esa imagen para ilustrar la que resultó ser su última novela y, en tal caso, si la fotografía corresponde a alguno de los personajes. Para vos ¿Quién es el hombre retratado en ese fotograma?

¡Aguardamos tu comentario!

¿Cómo llega Nicolasito Almanza a La Plata?

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—¿A vos qué te trae a La Plata?— le preguntó Mascardi a Nicolasito Almanza mientras almorzaban puchero de falda en una cocina cercana a la estación de trenes de la capital provincial.

—Vengo a sacar fotografías de la ciudad. Soy fotógrafo— respondió este.


En su pueblo de origen, Las Flores, Nicolasito se desempeñaba como auxiliar en el estudio de fotografía Gentile. Según cuenta, un mes antes de su viaje, don Luciano Gabarret apareció por el negocio para que le sacaran un retrato y, como el dueño estaba ocupado, él mismo se encargó de tomarlo.

Gabarret se mostró muy a gusto con el trabajo y le preguntó si sólo tomaba retratos. Nicolasito le mostró fotografías de estancias y otros motivos rurales que había hecho hace un tiempo, y luego recibió un ofrecimiento: ir a La Plata durante una semana, con todo pago, a fotografiar los principales edificios y monumentos de la Capital para el primer libro de la colección Ciudades de la Provincia de Buenos Aires.

¿Cumplirá con el cometido?